miércoles, 6 de abril de 2022

La copa, la copa, se mira y ¿Se toca?

La primera vez que viajé a Argentina fue en 2002, en plena época del Mundial y me llamó la atención el fetichismo de los hinchas trasandinos por las réplicas de la Copa del Mundo y la Copa Libertadores.
En todas partes las vendían y había de todos los tipos y tamaños. En sus locales, los dependientes me decían: “Tocá la Copa del Mundo, chileno. Vos no sabés lo que es esto”. Y tenían razón, porque acá nunca hemos sido campeones planetarios y nuestra ambición a nivel de clubes en citas continentales es cada vez más austera.
Ellos sí quieren ganarlo todo y permanentemente lo consiguen. Por ejemplo, en Boca y River se habla de fracaso cuando quedan eliminados de la Libertadores, en cambio acá los administradores de los clubes esconden la cabeza debajo de la tierra y no se molestan en ofrecerles disculpas a los fanáticos cuando hay un traspié. A la luz de los resultados, el negocio está antes que lo deportivo.
En mis siguientes visitas al país vecino, en 2003, 2004, 2006 y 2010, volví a advertir lo mismo y siempre me preguntaba: ¿Por qué en Chile no existe ambición por levantar esos trofeos? ¿Valdrá la pena hacer ese tipo de réplicas si a los hinchas no les interesa? ¿La copa es para los otros y no para nosotros? ¿Ya perdimos antes de disputar cualquier torneo internacional? ¿Para qué obtener otra si ya ganamos una con Colo-Colo el ’91?
Lamentablemente, seguimos celebrando este logro como algo único para nuestro fútbol, mientras nuestros vecinos ya acumulan veinticinco. Es cierto que muchos de esos títulos están viciados, como el de Independiente ante Colo-Colo el ’73 o el de River el ’96, cuando sacaron del camino a la “U” de Marcelo Salas, pero legítimos o no, ahí están y sus fanáticos se obsesionan con ellos.
En 2010, para el Mundial de Sudáfrica, aparecieron cientos de réplicas en el barrio Meiggs. Marcelo Bielsa nos contagió con su locura y el sueño parecía posible con su esquema ultraofensivo. “Si le ganamos a Brasil en segunda ronda, cualquier cosa puede pasar”, decían los más optimistas. Y aunque nuevamente quedamos eliminados, el sabor era otro.
En el Mundial 2014, la Roja de Sampaoli estuvo a un tris de eliminar al dueño de casa Brasil. Tras la dramática caída en los penales hubo una promesa de ponerle fin a las derrotas, lo que produjo una génesis en el balompié chileno. Hubo un cambio de actitud en los mismos jugadores que fracasaron en la Copa América 2011. El próximo torneo continental se disputaba en casa y había que ganarlo a como diera lugar.
Como se sabe, Chile conquistó los títulos en 2015 y 2016, pero en el mercado seguían escaseando las réplicas del trofeo.
Hace unos años, encontré en la localidad de Pomaire una alcancía de greda con la mención del torneo conseguido en nuestro país en 2015 y la compré inmediatamente.
Sin embargo, para terminar con el duro estigma de que la copa se mira y no se toca, he decidido fabricar mis propios trofeos siguiendo algunos tutoriales de YouTube. ¿Sabe? No quiero que mis vitrinas sigan tan vacías como las del fútbol chileno...

No hay comentarios:

Publicar un comentario