viernes, 17 de agosto de 2018

El mejor que vi



Mi infancia la caminé por el Chile gris y decadente de los ochenta. Días en que sentía el escalofrío que produce el miedo y donde la anestesia televisiva invitaba a reír cuando todos estuviesen tristes.
Mis ojos de niño fueron testigos presenciales de algunos sucesos como las protestas, la visita del Papa Juan Pablo II, el paro nacional de trabajadores y obreros de Ferrocarriles del Estado y el proceso eleccionario de 1989 que puso fin a la dictadura de Augusto Pinochet.
Entre tantas sombras, el fútbol le entregaba algunas pizcas de alegría al pueblo con una figura que descollaba en el pórtico de Colo-Colo y la Selección Chilena: Roberto Antonio Rojas Salinas, el “Cóndor”.
Este guardavallas marcó una época y sigue estando en mi mente con la tapada a José Velásquez en Lima por las eliminatorias de 1985 o con la muralla que le puso a Müller en el Brasil 0 - Chile 4 de la Copa América ‘87. Tampoco se me olvida la atajada a Ricardo Toro de Palestino en la final del Campeonato Nacional de 1986. Asimismo, el partido en Wembley en 1989, cuando los ingleses no pudieron con nuestra táctica del murciélago. Y cómo no volver a estremecerse con el tiro de Branco y la contorsión felina en aquella fatídica tarde del Maracanazo, el partido en que la conciencia y los espectros de Rojas le dijeron que había que ganar de cualquier forma.
Muchos dicen que el portero truncó a una generación, pero esta camada no tuvo los argumentos futbolísticos para ir al Mundial de México 1986 (Rojas, Hisis, Vera, Aravena, Yáñez y Puebla), cayendo con Paraguay en el repechaje, ni para ganar la Copa América organizada en Chile en 1991 (Pizarro, Rubio, Yáñez, Zamorano). Quizás con Rojas en el Milan o el Real Madrid llegábamos a Estados Unidos ‘94. Además, Fernando Astengo pasaba por un momento estelar en el Gremio y en los años posteriores vino la irrupción de Iván Zamorano en España y el Colo-Colo que alzó la Copa Libertadores de 1991. Quién sabe si se hubiera clasificado con todos estos elementos en su máxima algidez.
El “Cóndor” se equivocó adentro de una cancha de fútbol y pagó. Sin embargo, en Chile recibió la condena más perpetua de todas, porque en esta sociedad moralista los errores nunca se terminan de saldar. Aunque el indulto de la FIFA en 2001 fue un alivio moral a sus 42 años, no fue suficiente para recuperar al gran y extraordinario deportista.
Igualmente, en la despedida de Zamorano, el 23 de diciembre de 2003, recibió los aplausos compensatorios del Estadio Nacional. “Me llama Iván (Zamorano) un día antes y me dice: ‘Espero que juegues en mi despedida’. ‘¿Cómo?, le digo. ‘No traje zapatos’. ‘No te preocupes’, me dijo, ‘tienes que jugar’. Cuando entré a la cancha fue una cosa bonita… sentir los aplausos. Es el reconocimiento de lo que uno hizo dentro y fuera de la cancha. El pueblo chileno es solidario, porque el único perjudicado de toda la historia fui yo”. Para algunos fue un héroe, para otros un villano. Para mí, el mejor que vi.

Un tigre al acecho de hacer historia en el mundo del boxeo



Por Jaime Estrada vidaboxeo@cox.net

He comentado en otras ocasiones que no siempre el talento es suficiente para dar el salto del tigre al siguiente nivel, y estoy hablando en términos generales en todas las actividades, ya seas artista o deportista porque por muy tigre que te pinten los que saben de tu capacidad para despedazar a la competencia, si no hacen la imagen de cada cual comercial es difícil avanzar, pero claro, hay muchos pugilistas que nacen con la destreza nata pero viven estrellados y por ironía de la vida no avanzan en sus metas, no porque no quieran porque a las pruebas se remiten, pero si no tienen los medios de abrirse cancha en el lente de los aficionados de hueso colorado o en su defecto no encuentran la llave de las puertas que los pueden poner en una posición de privilegio  hay frustración y eso es un mal negocio para el celoso deporte del boxeo.
Pero olvidémonos de cosas tristes y hablemos de los que suben al ring y acaban la faena en menos que canta un gallo y  hablo de los que nacen con estrella para abrir brecha y que el mundo al pendiente les ponga una almohadita en su avance sin tregua a base de un talento sin igual, así que ahí les va el corrido de Joseph Landeros que tiene palmares de 13 victorias todas por la via de Morfeo (dios del sueño) y como decía Raúl Velazco en el programa Siempre en Domingo: “Aún Hay Mas”
“El Tigre” como lo bautizaron en el ring es de Riverside y simplemente arrasó con diente filoso todo el que le pusieron enfrente en Tijuana, Rosarito, Culiacán, Aguascalientes, Chihuahua y como el buen gallo (que es su campo de batalla) alega que en cualquier plaza que lo planten va a poner su firma a guantada limpia. Apenas es un chamaco de 17 años estudiante honorifico en la secundaria King de Riverside y se involucra en muchas causas justas en bien de la comunidad, pero no se confía en su habilidad para nada y cada combate lo toma como experiencia para cuando lleguen las peleas de más impacto. Ya están en pláticas para su debut ante la gente que más le echa porras en California y será el festejo de sus 18 años que es la edad que dejan pelear profesional legalmente en este país, (en México desde los 14 ya se pueden subir al ring de paga).
El lema de Joseph siempre será Si Se Puede, no solo en el oficio de guerrero a prueba de fuego sino en todas las facetas de la vida, y una de sus motivaciones es la pared de su casa con trofeos y medallas de oro durante su faena amateur, y es un muchacho disciplinado en el entrenamiento, aplicado en la escuela y astuto en las redes sociales para acumular más auge a su persona y todavía de pilón a su currículo se le ha contratado para comentarista de boxeo, en fin, no hay palabras para definir tanto talento en una persona en la flor de su juventud y su gran logro en aficionado ganar medalla de Plata en los Juegos Olímpicos 2015, y estar clasificado como los mejores gallos a nivel mundial.  La gente de Las Vegas quizá tenga la oportunidad de conocerlo porque se está negociando una mesa de firma de autógrafos antes del concierto donde la estelar será Bridget González el 4 de agosto en el Community College de North Las Vegas de las 5:00 pm a las 5:30.