viernes, 26 de junio de 2015

El que a hierro mata, a hierro muere



El tema país de la semana pasada fue el “Vidalazo”, y para suerte de los que están desfilando en tribunales, esta semana es el dedito juguetón de Gonzalo Jara.
No obstante, a todo el planeta fútbol y sus alrededores les queremos decir que estamos horrorizados y muy avergonzados del acto procaz de nuestro defensa. Sabemos que en el continente no suceden este tipo cosas, y  es por eso que nuestros jugadores merecen el máximo de los escarnios.
Asimismo, damos las excusas del caso, pero estamos muy necesitados de triunfos y esta Copa América la queremos ganar aunque sea a puros dedos en el poto. Somos algo ingenuos en esto de las mañas, pero no lo hacemos con mala intención. Ustedes comprenden, ¿cierto?
Todo esto es tan  injusto para los uruguayos que si me preguntan, yo no vi el pechazo de Edinson Cavani al guardalínea después de una falta a Arturo Vidal por la banda derecha; tampoco los puñetes que lanzó Fernando Muslera al árbitro brasileño Sandro Ricci y menos las salidas de madre del maestro Óscar Washington Tabárez. ¡No, señor! Todos esos son inventos.
El confronte estuvo tan reñido que los celestes tuvieron la pelota en un 20% del partido y llegaron seis veces al pórtico de Claudio Bravo.
Los tiempos han cambiado y en mi época expresábamos nuestra ira lanzando frutas de la estación a la cancha, y en los aeropuertos, huevos medios y extragrandes. Hoy las rivalidades se siguen vía Twitter y por mensajes de texto. Es así como Diego Lugano y Luis Suárez no quieren ver ni en pintura a Jarita.
Si hasta don Pepe Mujica no quiso estar ausente de esta batalla, reconociendo que en el fútbol siempre ha existido el bandidismo. Por otra parte, un reconocido duro, como el  ex volante de Temuco, el uruguayo Enrique “Pelado” Peña, dijo tras el confronte que en el fútbol celeste siempre hubo actitudes como la de Jara. Peña propuso que Uruguay no le haga seguimiento al caso y que la ley sea la siguiente: nosotros bancamos; pero cuando lo hagamos nosotros, nos tienen que bancar también. El que a hierro mata, a hierro muere.



miércoles, 24 de junio de 2015

¡Sí, se puede!



“El miedo tocó la puerta, la fe la abrió y vio que no había nadie”. Una frase célebre del Premio Nobel de la Paz Martin Luther King, que esta noche podría ser la consigna perfecta de la “Roja” para el confronte ante los uruguayos por los cuartos de final de la Copa América 2015.
Usted me dirá que al frente estará el combinado que ha ganado dos mundiales, dos oros olímpicos y el más ganador de la Copa América. También me dirá que los charrúas dejaron afuera a los anfitriones del torneo en cuatro ocasiones. La última precisamente en Argentina 2011, donde se impusieron por penales a los locales por 5 a 4 en los cuartos de final.
Un interesante palmarés que la prensa criolla exacerba con alegorías y fastuosidades, pero que finalmente son cifras que no se visten de corto y que tampoco entran a la cancha.
La historia a veces pesa, pero en esta competencia todavía no he visto a ningún “cuco”. Permítame decirle que no me tiritan las piernas con Argentina, Colombia y menos con Brasil. ¡Sí! A Uruguay hay que tenerle respeto, pero no estamos hablando de una de sus grandes plantillas. La cosa hubiese sido muy diferente con Luisito Suárez u otros próceres de antaño en la cancha.
Quiero creer que Chile superó su fobia a  los colores de algunas camisetas y que hoy no será sorprendido por el más que anunciado ataque aéreo de los yoruguas. Asimismo, que Jorge Sampaoli ponga el refrigerador en la cocina y la cama en el dormitorio y que ni se le ocurran esos inventos raros con los que se ha complicado solito la vida.
Más allá de las virtudes del contrincante y de la supremacía en los enfrentamientos entre sí, prefiero ver el vaso medio lleno y acordarme del último triunfo -por este mismo torneo- de 1983 con los goles de Rodolfo Dubó y de Juan Carlos Letelier.  También del “gol imposible” de Jorge Aravena por las eliminatorias a México ’86, del centro de Víctor Hugo Castañeda y el posterior testazo de Marcelo Salas rumbo a Francia ’98 y de las estocadas de Esteban Paredes y de Eduardo Vargas en las clasificatorias a Brasil 2014.
Para situaciones como estas, los expertos en psicología nos dicen que tenemos que anhelar el objetivo con todas nuestras fuerzas, reconocer además que tenemos con qué hacerlo y decir que lo vamos a lograr. La “Roja” quiere conseguir algo grande en la Copa América, tiene con qué hacerlo y ahora más que nunca: ¡Sí, se puede!


viernes, 12 de junio de 2015

Tres puntos buenos




Mi debut en el colegio fue con lloriqueo, pataleta y escándalo incluido.  Una jornada para el olvido y de decepción para mis padres. Es que nunca los inicios fueron fáciles en ningún departamento de la vida y menos en el fútbol y jugando de local.
Es por eso que, desde esa perspectiva, se entiende -en parte- el nerviosismo de la “Roja” ante un Ecuador que ratificó su arrugue en estos pastos. Lo cierto es que Chile ganó jugando reguleque,  pero ganó. Otras veces el juego es perfecto y se pierde. Sin título alguno en nuestras vitrinas, curiosamente siempre nos hemos permitido exigirle a la Selección que gane, guste y golee. El triunfo hay que celebrarlo de igual forma, porque tres puntos son tres puntos y anoche el travesaño, el penal trucho y las más bonita bailó con nosotros.
Las señales son claras a corregir si Claudio Bravo es la figura del primer tiempo y el mismo parcial termina sin goles. El ingreso de Eduardo Vargas no pudo ser más acertado y su recuentro con una camiseta que no le desentona a pesar de sus magras campañas en clubes extranjeros. El ataque criollo no puede seguir prescindiendo de un killer de área y de un ayudante de labores para Alexis Sánchez. El de Renca no le falla a Jorge Sampaoli.
Asimismo, se espera que los motores del equipo, Charles Aránguiz, Marcelo Díaz y Jorge Valdivia levanten su nivel de cara a los próximos confrontes. Precisamente,  el adiestrador casildense ofreció en este torneo más posesión y control del balón, respecto a ese esquema asfixiante y vertical que hizo pasar zozobras a selecciones de la talla de España, Alemania y Brasil. El trasandino ha ido entendiendo con las caídas que si se tapa la cabeza no puede destaparse los pies y viceversa.
Los próximos desafíos tampoco serán coser y cantar, puesto que a los mexicanos hay que ganarles bien ganados, aun con un combinado de emergencia. Acuérdese de que en la Copa América 2011 nos hicieron pasar harto susto, y los bolivianos que siempre se juegan la vida ante Chile, usted ya sabe por qué. Por ahora tres puntos buenos.