martes, 2 de agosto de 2022

¿Cuáles partidos te hicieron llorar en tu infancia?

 


Hay dos partidos que me hicieron llorar cuando niño, el primero es la final de la Copa América 1987 ante Uruguay. Tenía diez años y me acuerdo de que mi papá había comprado hace muy poco el televisor en colores de marca Electra.

Esa tarde de invierno, me acomodé en la cama con mis revistas Triunfo que contenían toda la campaña de la "Roja" en ese campeonato, me puse unos guantes de arquero por mi idolatría al "Cóndor" Rojas y con una pelota en una mano, como pude sostuve una bandera chilena en la otra.

El partido estuvo tenso y los jugadores nacionales lo evidenciaban, sobre todo los defensores Astengo y Gómez. No era ese Chile avasallador del encuentro ante Brasil o táctico del encuentro ante Colombia. Bueno, estábamos enfrentando a los uruguayos y con ellos siempre se juega con el cuchillo entre los dientes.

Tampoco fue una buena jornada para el gran Roberto Rojas, porque de un error suyo salió el gol de Pablo Bengoechea, que a la postre les dio el título a los charrúas.

Posteriormente, el portero diría que una entrevista que le hizo Pedro Carcuro en Televisión Nacional, lo distrajo al máximo porque lo contactó con su hijo que no veía hace un mes por la concentración del campeonato. Quizás Chile quiso jugar a la uruguaya y el entrenador Orlando "Cabezón" Aravena se equivocó con esa estrategia.

Bueno, sonó el pitazo final y me quedé sólo llorando en la pieza, hasta que mi madre me ayudó a colocar las revistas en la cajita respectiva, la pelota en el armario y los guantes en el velador.

El otro partido que me hizo llorar cuando niño, fue la eliminación de Colo-Colo ante Vasco da Gama en el Estadio Nacional por Copa Libertadores 1990. Yo no era hincha del equipo popular, pero en esos años eran tan escasos los triunfos nacionales en todos los ámbitos, que si se jugaba por Chile, uno incondicionalmente apoyaba a quien defendía los colores patrios

Los albos habían empatado en Brasil en el partido de ida y estaba todo servido para avanzar en el torneo continental. Parecía la revancha perfecta para los traspiés en las versiones de 1988 ante Oriente Petrolero y en 1989 ante el descarado tongo que confabularon los equipos paraguayos Sol de América y Olimpia.

Viejo, Colo-Colo iba ganando dos cero en el primer tiempo con golazos de Rubén Espinoza y Marcelo Pablo Barticciotto.

El estadio era una fiesta, pero se fue silenciando con el primer descuento del jugador Bismark que llegó en el primer minuto del segundo tiempo. El empate de Vasco da Gama fue antes de los quince minutos con un desajuste defensivo albo y la aparición de Roberto Dinamita.

Al "Negro" Díaz le hicieron un penalazo y Rubén Espinoza puso el marcador tres a dos.

Sin embargo, el infortunio fue mayor cuando en las postrimerías del encuentro, Rubén Espinoza el goleador del encuentro, perdió el balón por la banda derecha, que facilitó el contragolpe de Vasco da Gama y el gol del empate de Williams con complicidad de Daniel Morón. El estadio se enmudeció y se congeló. Había que definir en la tanda de penales y la voz del relator Abraham Dueñas, que a esas alturas tampoco era muy alentadora.

Así llegaron ambas escuadras igualadas hasta el último penal de la serie, que si lo convertía Rubén Espinoza, prolongaría la definición de a un penal hasta conseguir el ganador. Lamentablemente, Espinoza lo perdió y mis lágrimas de nuevo se soltaron. La tristeza duró menos de un año, porque Colo-Colo, se consagró campeón de la Copa Libertadores de América en junio de 1991. ¿Cuáles partidos te hicieron llorar en tu infancia?