martes, 30 de noviembre de 2021

Un año sin Diego


 El 3 de noviembre de 2020, tuve una extraña sensación, un presentimiento y escribí un texto, pidiéndole a Diego Armando Maradona que se cuidara de los excesos. Por esos días “El 10” fue sometido a una cirugía de cabeza por un hematoma subdural y su salud presentaba ciertas fragilidades.

No era el mismo Diego, que hasta hace poco había dirigido en Emiratos Árabes y que lucía espléndido. Incluso en marzo de ese año, Boca Juniors lo homenajeó en La Bombonera y su rostro se veía distinto.

La noticia de tu partida, el 25 de noviembre, me golpeó terriblemente y todavía me cuesta aceptarla, porque una fuerte gripe en junio de 1986, me mandó a la cama y me permitió ver tus piruetas en el Mundial de México, regordete. Desde ahí, nunca más pude sacarte de mi corazón.

En esos días en que tu pueblo te lloraba desconsoladamente y me declaré tu admirador y tuve algunas diferencias con mis compatriotas, porque acá no sabemos cuidar a los ídolos y nunca le hemos dicho a un deportista que lo amamos, que lo queremos y que sus logros riegan de gloria nuestro suelo. Perdónalos D10S humano, quizás saben un poquito de la vida, pero de fútbol y pasión no tienen idea. 

Ellos deben aplaudir a Ludwig van Beethoven, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Freddie Mercury, Emy Winehouse, Madonna y Elvis Presley, pero no cuestionan sus vidas como sí lo hacen contigo. Te comparo con ellos, porque también fuiste un artista con el balón y pintaste con tus gambetas de colores sobre un lienzo de césped universal. 

Los mafiosos de la FIFA te cortaron las piernas "Pelusa", porque siempre se las cantaste claritas a Havelange y Blatter y porque nunca más vi a una vieja de la Cruz Roja Internacional, meterse a la cancha y sacar a un jugador de la mano. Así también defendiste a los tuyos e ideaste el Sindicato Mundial de Futbolistas.

Diego no quiero saber si te mataron o te enterraron sin corazón, me duele lo que aparece cada día en los medios. Prefiero ver tu serie o recordar tus jugadas mágicas en Youtube. 

Ha pasado un año de tu partida Barrilete cósmico y estamos aprendiendo a vivir con tu ausencia y a eludirla, tal como lo hiciste con esos palitroques ingleses en el Estadio Azteca. Sabemos que eres nuestro, que estás en el cielo y que tu nombre está santificado en el firmamento futbolero. Te cuento que cada domingo tu reino viene a nosotros y tu voluntad de que la pelota no se manche, se hace en la tierra como en el cielo. 

Diego querido, danos siempre el gol de cada día y perdona a los que te critican y a los que no creyeron... que la chup... y la sigan mam... No nos dejes caer en las tentaciones que te hicieron tropezar y líbranos del mal juego. Amén.