martes, 19 de abril de 2022

Feliz aniversario al colocolino que sabe ser campeón...


Colo-Colo hoy celebra noventa y siete años y en todo este tiempo de libros e investigaciones, también me he introducido en su historia. ¿Y cómo no? Si la historia de Colo-Colo es también la de nuestro pueblo y sus tradiciones más populares. Y no me vengan con cosas, porque hasta la Universidad de Chile, su rival más tradicional, reforzó a los "albos" en los hexagonales de verano en los sesenta y los saludó a domicilio cuando éstos ganaron la Copa Libertadores de América en 1991. 

En mi libro "Ceacheí" de 2008, conversé con Carlos Caszely de nuestro pasado en común en el barrio San Eugenio, de su debut con los albos en enero de 1966 y de sus memorables títulos conseguidos. En dicha publicación, Jaime Pizarro me confesó cual fue su título más entrañable con los albos y algunas anécdotas de la campaña en la Copa Libertadores 1991 y la Recopa 1992.

En "Rayando la cancha" de 2009, Juan Carlos Orellana, "El zurdo de Barrancas" me relató con detalle los goles que le marcó a Hugo Carballo por la Liguilla de 1977 y el tanto en la preinauguración del Estadio Monumental. También recordó en esas páginas, su gran amistad con Julio Crisosto. 

En ese mismo texto, le dediqué una crónica a Chamaco Valdés: "El pago de Chile". 

En "Mojando la camiseta" de 2010, Elson Beiruth me describió sus goles frente a la Unión Española por el título de 1970 (27 de enero de 1971) y la admiración que tenía por sus compañeros Roberto Frojuelo y Walter Jiménez. 

En "Pisando la pelota" de 2014, le escribí al Colo-Colo en crisis, a Esteban Paredes y a la estrella treinta. Asimismo, en mi último libro "Pelota en la(s) red(es) sociales" de 2018, critiqué a Gabriel Ruiz-Tagle y resalté la clasificación de los albos a los cuartos de final de la Copa Libertadores 2018, de la mano de Orión, Barroso, Valdivia, Barrios y Paredes.

Hoy no me olvido del patrimonio arquitectónico colocolino: el restaurante "Quitapenas", el Estadio Fortín Mapocho de Cumming con Balmaceda, el Estadio El Llano, la casa de David Arellano en Estación Central, el Mausoleo del Cementerio General, la sede de calle Cienfuegos y el Estadio de Pedrero.

Tampoco me olvido de emblemáticos colocolinos como Manuel “Colo-Colo” Muñoz y Enrique “Cua-Cua” Hormazábal, que gracias al fútbol y la amistad, mantengo contacto con sus hijos: Jakeline Mñoz, Caro Hormazábal y Juan Carlos Hormazábal.

Un feliz aniversario a los colocolinos de corazón. A esos que aman al club y no quieren hacerse ricos a costillas de él. Feliz aniversario a los colocolinos que los guía el ejemplo de David Arellano por la senda triunfal. Feliz aniversario a los colocolinos de sangre altiva y noble corazón. Feliz aniversario al colocolino que sabe ser campeón...

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