miércoles, 23 de marzo de 2022

¿Existe la archirrivalidad en Chile?


El fin de semana pasado, estuve mirando tres clásicos del fútbol argentino: Independiente-Racing, Rosario Central-Newell's y River-Plate-Boca Juniors.

Bueno, en el otro lado de la cordillera se respira archirrivalidad y competitividad, porque saben sobradamente que los títulos son los que hacen grandes a las instituciones, y es por eso que Boca le hace barullo a River, y Estudiantes de la Plata a Independiente o a Racing, y viceversa (25 Libertadores, 9 Sudamericanas, 10 Recopas y 9 Intercontinentales poseen nuestros vecinos en total clubes del país).

En ese contexto, se entiende que el antagonismo del balompié trasandino proviene de una raíz estrictamente competitiva y no por el simple tinte de una camiseta o quien es el más choro o el que hace el lienzo más grande. Esto último más parece una broma de colegiales.

Recuerdo que hace unos treinta y cinco años, en Chile también se pagaban apuestas jocosas cuando se perdía un clásico. Había algo de civismo y sociabilidad entre hinchas rivales.

Nuestras vitrinas están vacías en relación a certámenes internacionales de clubes y hace treinta y un años que veneramos la Copa del Colo-Colo 91 y con la Copa Sudamericana de la "U" de 2011, vamos por las mismas.

Por eso digo que el súperclasico es una buena pichanga pero que en Chile no hay archirrivalidades. Este es un duelo de popularidades y nada más. Así como otrora fueron los enfrentamientos entre Magallanes y Santiago National o Santiago Wanderers y La Cruz FC.

El barrio y su sentido de pertenencia también son elementos de fuerte disputa allende Los Andes, sino pregúnteles a los leprosos de Parque Independencia (Newell’s Old Boys) y a los canallas del barrio de Arroyito (Rosario Central) en la ciudad de Rosario.

Para qué decir en el barrio de La Boca, donde las casas circundantes a “La Bombonera” están todas teñidas de amarillo y azul. En Chile, los tres “grandes de la capital” están completamente desarraigados de sus orígenes: Colo-Colo, que se fundó en el Estadio El Llano de San Miguel, hizo de local en los Campos de Sports de Ñuñoa, en el Estadio de Carabineros de Cumming con Balmaceda, en el Estadio Santa Laura de Independencia, en el Estadio Nacional y finalmente se instaló en el predio de Pedrero en lo que hoy es el Estadio Monumental de Macul.

La Universidad Católica también se paseó por varios recintos, hasta que se afincó en el desaparecido Estadio de Independencia y desde finales de los ochenta y hasta nuestros días en San Carlos de Apoquindo en Las Condes. La Universidad de Chile que nació en el ala del INBA, también se hospedó en algunos de los coliseos anteriormente citados y que reiteradamente anuncia la instalación de su casa en distintas comunas de la capital. Mirando estas realidades, me asalta una pregunta futbolística, pero también creo que filosófica y existencialista ¿Existe la archirrivalidad en Chile? ¿Qué somos y qué tenemos?

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