Sin embargo, me llamó la atención la displicencia en la marca de los defensas de Países Bajos en cuartos y Croacia semifinales. Sobre todo cuando estos siempre han sido férreos y aplicados en lo defensivo.
Bueno, si a la "Pulga" le das un centímetro, se te mete a la cocina, al living y a las piezas. Díselo al croata con apellido de medicamento Josko Gvardiol, uno de los mejores de este campeonato, hasta que se le apareció el mago albiceleste.
La marca mixta de Chile a Messi, le dio frutos en las finales de Copas América 2015 y 2016, porque el jugador nacional no soltaba al "10" hasta que finalizaba la jugada. Acuérdese de la patadita que Gary Medel le propinó a Messi en el esófago en la final del Estadio Nacional, pero el otro día no hubo nada eso. Extrañamente, los croatas no fueron los aguerridos, por el contrario, fueron pasivos y deslucidos.
No obstante, la salida de Argentina es explosiva y cómo no si la mitad de sus jugadores tiene menos de veinticinco años. Como en el boxeo y más allá de si fue o no penal a Julián, Argentina pegó primero y pegó dos veces. Nosotros en tanto, tenemos un promedio de más de treinta en nuestro combinado, todavía esperamos el recambio del recambio y somos más lentos que una tortuga con muletas.
Los que me leen, saben que no me doy vuelta la chaqueta y mi final era Francia con Brasil, pero los más suspicaces dicen que el Mundial está arreglado para una final de Messi con Mbappé, porque el dueño del PSG es el catarí Nasser Al Khelaifi. Si ganaba Marruecos, se caía esta hipótesis y de paso se rompía la hegemonía de finalistas europeos consecutivos desde 1954, pero no ocurrió.
Yo no creo en brujos, pero de que los hay, los hay. Yo no creo en arreglines, pero si la FIFA hizo un Mundial en Catar y en diciembre, lo pensaría un poco.
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