martes, 31 de mayo de 2011

¿Si es extranjero es bueno?


Como el mejor de los culebrones, nadie se quiere perder las semifinales de los play off del fútbol chileno. Las parejas ya están armadas: Unión La Calera, de Emiliano Astorga, frente a la Universidad Católica, de Juan Antonio Pizzi, y O’Higgins, de Ivo Basay, frente a la Universidad de Chile, de Jorge Sampaoli.
Recordemos que el último entrenador nacido en suelo chileno que alzó la copa fue Jorge Pellicer, en el Clausura del 2005, con la Universidad Católica. En el 2006 y 2007, Claudio Borghi fue monarca absoluto con el tetracampeonato albo; Nelson Bonifacio Acosta, en el Apertura  2008 con un Everton que les arrebató la copa a los colocolinos; Marcelo Pablo Barticciotto recuperó la corona para las huestes albas en el Clausura del 2008; en el Apertura 2009, la “U” tuvo que echar mano a la garra charrúa de Sergio Markarián; en el Clausura 2009, el trofeo volvió a Macul con Hugo Tocalli y en el 2010, la Universidad Católica de Juan Antonio Pizzi también le despojó el título al cacique en las postrimerías del torneo.
Los concesionarios de los clubes “grandes” -en los últimos años- han depositado la confianza de sus vestuarios en entrenadores forasteros. No obstante, las fracasadas expediciones internacionales de estos clubes han demostrado que los mismos han estado por debajo o al mismo nivel que sus colegas nacionales.
En la “U” antecedieron a Jorge Sampaoli los uruguayos Gerardo Pelusso y Sergio Markarián, y anteriormente el rioplatense José Horacio Basualdo. En Colo-Colo precedieron al “Tolo” Gallegos los trasandinos Diego Cagna, Hugo Tocalli y Marcelo Barticciotto (nacionalizado chileno). Los cruzados en la última década apostaron por el también trasandino Óscar Garré en 2004 y por el peruano José del Solar en 2007. Por estos días, los aplausos se los lleva Juan Antonio Pizzi, quien viene precedido de una dignísima participación en Copa Libertadores y de una excelente campaña en el torneo nacional.
Un fenómeno que se ratifica en la selección nacional, tras la abrupta salida del rosarino Marcelo Bielsa y el arribo de Claudio Borghi. Más allá de los méritos del “Bichi”, salta la interrogante si es que algún coach local, estaba capacitado para asumir el relevo del rosarino.
Bajo este escenario, los técnicos criollos parecieran estar resignados a la subvaloración del medio y a los escasos recursos con que cuentan las escuadras que se “atreven” a contratarlos. Con ello un estancamiento que claramente los hace perder competencias y los hace poco apetecibles para el mercado internacional.
El ex-azul Víctor Hugo Castañeda el 2010,  golpeaba la mesa en una nota para el sitio prensafútbol.cl: "No hemos velado por nuestros derechos como corresponde, dando pie a que los extranjeros vengan y tengan poca exigencia. Cuando un chileno sale del país, se le exige mucho más que lo que les exigen a los extranjeros acá".
Excepción a la regla un Manuel Pellegrini con todo su background internacional, quien se forjó a sí mismo en las ligas más competitivas del mundo y al que siempre se le ha resistido en el medio local. Un caso que definitivamente no responde a la “escuela” chilena o al proceso formativo de entrenadores de alguna institución. La vilipendiada clase dirigencial debería mirar la experiencia de Josep Guardiola en el Barcelona  y comprender que no por levantarse antes amanece más temprano y que no por ser extranjero significa que es bueno…

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