viernes, 22 de agosto de 2014

Quiero hablar en presente


Es una gran alegría recordar la gesta olímpica del tenis de hace una década, pero así también es triste ver el estado en que hoy se encuentra esta disciplina. ¿Por qué el deporte más exitoso de los últimos quince años no invirtió en infraestructura y en renovación tras su época de bonanza deportiva y económica? Asimismo, en el corazón de la Población Santa Adriana, en Lo Espejo, unos muchachos se ganaron un proyecto de intervención social y, en el más profundo de los anonimatos, inaugurarán -prontamente- un recinto de tenis de estándar internacional. Desde esta tribuna, vayan todos mis respetos para la abnegada y ad honorem labor de los monitores, entrenadores, psicólogos  y pedagogos autodidactas: Rodrigo Tapia y Richard Avendaño. Quizás cuando se corten las cintas, van a aparecer los flashes de las cámaras y también esos a los que les gusta ponerse… pero únicamente para la foto.

Muchos se llenan la boca y los bolsillos con el deporte, pero  poco y nada hacen  por  él.  En las regiones, en las comunas y en los barrios  hay  talento de sobra, pero así también hay un desinterés abismante en deportes que no tienen el imán comercial del fútbol. En ese contexto me pregunto si en mi comuna las autoridades conocerán a Jonathan Velásquez. Seguramente no saben que es un promisorio ciclista sub-23, campeón panamericano y seleccionado nacional de la categoría, que ha conseguido importantes logros internacionales y que comparte tricota con el experimentado Patricio Almonacid en el team Clos de Pirque- Trek. En mayo último por ejemplo, salió segundo por equipos y cuarto en su categoría en una competencia en Brasil.    

Hace treinta o cuarenta años estábamos por debajo de Argentina y Brasil en el medallero regional. En las últimas versiones de los Juegos Suramericanos hemos sido superados con holgura por Colombia y Venezuela, y en la nuca nos viene respirando Ecuador. Todos estos países entendieron la importancia del deporte hace más de veinte años y eso se refleja en los resultados. Sabemos que el deporte para Chile no es una prioridad y por eso no debemos exigir resultados. En pedir no hay engaño, pero la “Crespa” estaba en todo su derecho de estar nerviosa en su defensa por el título del mundo. ¿Cómo? Dirá usted. Claro, si el apoyo le llegó recién a los treinta años. ¿Cuánta ventaja no se da cuando el rival con 18 años ya está en las grandes ligas? O usted cree que a Tomás González no le perjudicó tanto lío federativo y no cedió margen ante sus rivales en los últimos Juegos Olímpicos. Ese pelo que le faltó al gimnasta para conseguir una medalla en Londres 2012, perfectamente se podría asociar a tanto malos ratos y dolores de cabezas que ha pasado con su Federación y que únicamente consiguieron distraerlo de su objetivo final. Sólo hay que pensar que mientras nuestros deportistas golpean puertas y pierden tiempo en conseguir recursos, sus rivales ganan horas de entrenamiento, destreza y de alto rendimiento. Ojalá que obtener un máximo logro no siga siendo un karma para el deporte chileno y que a la "Crespa" no solamente le palmoteen la espalda, sino que su fenómeno sea aprovechado como el verdadero renacer del boxeo criollo. Quiero hablar en presente y no quiero que se sigan recordando los antiguos logros del básquetbol, del hockeypatín, del ciclismo y ahora del tenis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario