miércoles, 16 de junio de 2021

Una divinidad nos cuida la puerta

 

3 de junio de 2021

Desde el partido con España en el Mundial de Brasil 2014, Claudio Bravo dejó de ser un buen arquero y se convirtió en leyenda del pórtico chileno. En ese mismo torneo, le atajó un tiro a Hulk en la dramática tanda de penales con Brasil, después vinieron las épicas finales de las Copas América 2015 y 2016 y la definición desde los doce pasos con el Portugal de Cristiano Ronaldo en las semifinales de la Copa Confederaciones 2017, donde contuvo tres lanzamientos y se instaló como uno de los mejores atajadores de penales de torneos FIFA de todos los tiempos, junto a Gianluigi Buffon y Sergio Goycochea. Asimismo, el oriundo de Viluco, ostenta récords de imbatibilidad en la Real Sociedad, Barcelona y en los mundiales defendiendo a la Selección Chilena en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. Súmele los premios “Zamora”, en la primera y segunda división española.

Por lo mismo, Martín Lasarte que es un zorro viejo del fútbol, no va a prescindir de la columna vertebral de la "Roja" y aunque ésta evidencie un desgaste natural, sus figuras seguirán siendo números puestos en el combinado nacional: Bravo, Isla, Mena, Beausejour, Medel, Aránguiz, Vidal, Sánchez y Vargas. Así, el recambio se irá ensamblando en la medida que los próceres se vayan alejando o se vayan resintiendo.

En tanto, la Selección Argentina, sabía que iba a enfrentar a un equipo oficioso y de mucha jerarquía, donde el triunfo no estaba asegurado como en otras épocas. Fíjese que hasta Messi le tiró flores a Chile, antes del encuentro.

Pensé que el promedio de edad (29,8 años), le iba a jugar en contra a la “Roja”, pero se corrió y metió hasta el final del encuentro. Claramente, Argentina buscó más el triunfo, pero hace mucho tiempo que le falta consistencia. Los albicelestes tampoco aprovecharon las ayudaditas del inexperto árbitro venezolano Jesús Valenzuela ¿Fue penal de Maripán?

En un grupo de WhatsApp de buenpos amigos, comenté esta mañana que el discurso de Lasarte era distinto y que a sus equipos les impregnaba un sello y que había una sensación diferente para enfrentar a Argentina. También mencioné que había que cuidarse de las manos negras de los arbitrajes que designa la señora Conmebol, pero olvidé decirles a mis amigos que estuvieran tranquilos, porque en el arco había una divinidad que nos iba a cuidar la puerta.

 

 

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