viernes, 4 de julio de 2014

Sin pirotecnias


Siempre he sido un defensor de nuestra identidad, de nuestros ídolos del deporte y del reconocimiento que se les debe hacer en vida. Es así como muchas veces he postulado -desde mis tribunas- el rebautizo del Court Central del Estadio Nacional por los nombres de Nicolás Massú, Marcelo Ríos o Luis Ayala. Asimismo, aplaudí cuando el Estadio de Recoleta se pasó a llamar Leonel Sánchez Lineros y el de Playa Ancha como Elías Figueroa Brander. Sin embargo, me parece de un oportunismo político cuando se bautizan las calles con los nombres de futbolistas que recientemente destacaron en el Mundial, pero que finalmente resultaron novenos del mundo. En ese contexto, me asalta la duda del porqué en Conchalí las autoridades no podrían apurar una calle o avenida con el nombre de Cristián Valenzuela, en Puente Alto con el de Carolina “Crespa” Rodríguez y en Maipú con el de Herman Rodolfo Arias (y otros deportistas de las distintas comunas y regiones del país). Desde mis programas en radios comunales, me he podido dar cuenta de que las autoridades -en muchos casos- no saben de la existencia de deportistas de alto rendimiento, de artistas y músicos destacados en sus jurisdicciones.

Todos estos abrazos, palmetazos y pirotecnias rozan con el uso del deporte y de su utilización como moneda de cambio político, que sirven únicamente para meter un poco de bulla. Más que calles y avenidas, los deportistas chilenos deberían ser retribuidos con alguna pensión digna a la hora del retiro, con puestos de trabajo y con cargos importantes en los departamentos correspondientes de sus municipalidades u otros. Sería ideal que nuestros grandes referentes pudiesen traspasar sus experiencias, conocimientos y legado a las nuevas generaciones del deporte. Ojalá que quienes rigen el deporte no prescindan el día de  mañana, del aporte  del  “Bombardero” en La Reina, del “Chaleco” López en Teno, de la Ducó en San Felipe, de la Van Lamoen en Arica y del “Niño Maravilla” en Tocopilla.

El capitán Claudio Bravo, en tanto, llamó a la cordura y manifestó su incomodidad ante tanto aplauso y homenaje gratuito: “Yo entreno para conseguir algo y es el sentimiento de mis compañeros. Ahora en la Copa América hay expectativas distintas, estamos hablando de ganar algo algún día y para eso trabajamos, para que Chile algún día levante un título, porque ahora celebramos cosas como el orgullo y el sacrificio y pienso que ahí nos equivocamos un poco”. Sobrio y certero, como el Mundial que jugó. Sin pirotecnias.

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