miércoles, 3 de agosto de 2011

Club México, donde respira el boxeo chileno


No es misterio que el boxeo chileno se encuentra con respirador artificial desde hace mucho tiempo, sin embargo el Club México es actualmente el oxígeno de la actividad en nuestro país. Las puertas del gimnasio ubicado en la popular intersección de las avenidas San Pablo con Manuel Rodríguez se abren mensualmente para recibir al millar de aficionados que se dan cita en sus  espectaculares veladas pugilísticas.
Allí converge el obrero luego de su extenuante jornada laboral, el estudiante que hace un alto en las movilizaciones, el jubilado que le pellizca una cola a la mísera pensión y también la dueña de casa que acompaña al hijo boxeador en su sueño por ganarle un round a la vida.
Este viernes 29 de julio pasado, se anunció en “la última pelea de la noche” el retorno del crédito del boxeo chileno Óscar “La Máquina” Bravo tras su malograda expedición en Ghana frente a Emmanuel Tagoe por el Título Intercontinental Súper Pluma de la Federación Internacional de Boxeo (FIB). ¿El rival? Moisés Gutiérrez,  retirado del cuadrilátero hace cuatro años y apodado "El Matador". 
Como aperitivo, cuatro combates amateurs con noveles púgiles que enfervorizaron al respetable y entibiaron la jornada con su ímpetu y a ratos con su rústica técnica. Destacaron los siguientes triunfos: Elías Rovira del Club México sobre Jorge Andrade, de San Fernando, en la categoría 60 kgs. (Referee suspende combate en segundo round); Ángelo Andrade, de San Miguel, por los puntos sobre  Bastián Monsalve del Club México, en la categoría 75 kgs., y Matías Jiménez, de San Fernando, sobre Daniel Huincahue, del Club México, por los puntos en la categoría 64 kgs.
El empate entre los “titanes” Dalton Pardo, del Team Pardo de Santiago. y Raúl Alarcón, de Coyhaique, en la categoría 91 kgs, resultó una lucha pintoresca y sin tregua, que terminó contagiando a la galería con el empeño de los contendores y con las bravuconadas que se dedicaban sus esquinas técnicas.
Así el festival de puñetes cerraba la serie de combates amateurs y hacía un intermedio, momento que algunos aprovecharon para partir raudos a las casitas y otros para tomarse un café o servirse uno o varios sándwiches en el sector norte del gimnasio.  
La quinta pelea recibió en profesionales al debutante Francisco Rogel, de Osorno, y a Johan “Pitbull” Carter, de Santiago, en la categoría 52 kgs.
Así se reiniciaba la segunda parte de la velada y los fanáticos ni siquiera retomaban posiciones cuando Carter recibía un preciso cross de izquierda que lo mandaba a la lona por la vía del sueño. En las siguientes rondas de la pelea, el santiaguino apeló a la bravura de su raza, a su amor propio y a su despliegue físico, pero esto no le bastó para doblegar al sureño corajudo y bueno para mandar saludos por la tele. Convengamos que ambos contrincantes brindaron uno de los puntos altos de la jornada.
A eso de las 23:30 el recinto se colmó de silbidos, no fue precisamente por un mal cobro arbitral, sino que por los encantos de una morena de campeonato que adelantaba el combate más esperado de la noche. Con la clásica música de Rocky y con un look al más puro estilo reggaeton, mezcla de Daddy Yankee con “Celia Punk” -con la camiseta del Bayer Leverkusen incluida-  hacía ingreso al ring después de 1.460 días el “Matador” Gutiérrez. Unos segundos más tarde y con el estruendo popular que casi echaba abajo el coliseo azteca se presentaba ante los suyos  Óscar “La Máquina” Bravo.
No hubo round de estudio y parecía que estos púgiles tenían una deuda pendiente, porque se repartieron una lluvia de palos a lo largo de todo el combate. No obstante la balanza se desequilibró a favor de Bravo en virtud de su variado repertorio técnico y a la estrategia que utiliza para acomodarse al rival de turno. Aún así, se le echa de menos una pegada noqueadora.
Gutiérrez en tanto se mostró como un contrincante oficioso y experimentado gracias a su excelente esquive, su buen juego de piernas y una no despreciable cintura. Fin de la pelea y ambos púgiles se sienten ganadores: los vítores, los gritos y los aplausos no se  hicieron esperar. Los jueces Hernán Moreno y Ricardo Smith votaron a favor de Bravo por 58-57 y 58-56, respectivamente; en tanto que Hernán Pacheco vio ganar a Gutiérrez por 59-57. Bravo levanta los brazos, se abraza con su coach y en lo inmediato evaluará una propuesta para radicarse en la tierra del Tío Sam y continuar su carrera profesional.
La parcialidad se retira victoriosa, el locuaz presentador despide la velada y las luces de las cámaras se comienzan a apagar, no obstante me voy con la tranquilidad de que el boxeo respira en el Club México…

No hay comentarios:

Publicar un comentario