Marcelo Bielsa define el éxito como un
amigo peligroso, que relaja, engaña y que nos vuelve peores. Su reflexión
apunta a que cuando se gana, el mensaje de admiración es confuso y estimula el amor hacia uno mismo,
y que eso hace extraviar la forma.
Por lo mismo, el actual Chile que dirige Juan
Antonio Pizzi no tiene que perder la forma, y menos la cabeza, con la abultada goleada
ante México. “Macanudo” le dio el palo al gato y aquí tiene que afirmarse,
porque los dos primeros partidos del torneo estadounidense no fueron
satisfactorios en lo futbolístico. El entrenador trasandino sentía la presión y
se lo transmitía a sus dirigidos en la cancha. En algunos pasajes del encuentro
ante Panamá y con el resultado a favor, la anarquía táctica era evidente y
solamente los goles de Alexis Sánchez y Eduardo Vargas pudieron esclarecer el panorama
rumbo a los cuartos de final.
Los mexicanos no nos gustaban como rivales y ni el
más fanático de los hinchas imaginaba un resultado holgado y jugando casi como un
partido de entrenamiento con el campeón de la Concacaf. El ingreso de José
Pedro Fuenzalida por el suspendido Mauricio Isla y la confirmación de Edson
Puch en delantera fueron ajustes claves para la fluida mecánica que exhibió el
seleccionado nacional.
Quizás las críticas les hirieron el amor propio a
los jugadores, pero de repente las bandas comenzaron a entenderse a la perfección
y los pases que se entregaban errados ahora eran correctos. Los goles perdidos
ahora entraban de uno en uno, hasta llegar a siete. Eduardo Vargas se matriculó
con cuatro y a nadie le preocupa si no convierte en Italia, Inglaterra, España
o Alemania. ¿Para qué?, si por Chile los anota todos y ya superó el récord de Carlitos
Caszely y ahora va por el de Iván Zamorano. Alexis, con veintisiete años, es el
segundo goleador histórico y va por los cien partidos con la camiseta chilena. Claudio
Bravo recibió el afecto de la familia y volvió a lo suyo, a dejar el arco
chileno en cero. ¿Qué dirán ahora los que lo estaban jubilando?
El capitán respondió en la cancha, pero también aprovechó
los micrófonos para hacer sus descargos y decir que en Chile no se acostumbra a
los éxitos y que siempre se está pendiente de las críticas. Nuestra memoria es frágil
y por eso nunca debemos olvidar que estos mismos muchachos ganaron la Copa América,
que ahora están entre los cuatro mejores del torneo y que es posible que
clasifiquen a su tercer Mundial consecutivo. Sigamos aplaudiéndolos y disfrutándolos.
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