La noche es un témpano, pero el ímpetu de los púgiles amateurs incinera la galería del Club México. La actividad está alicaída; no obstante en el recinto de la calle San Pablo los laureles del boxeo chileno se reverdecen cada treinta días. Acá no hay plan seguro ni combates de “alto riesgo”, y la fuerza policial brilla por su ausencia. En las gradas, hay pura buena onda y no se manifiesta atisbo alguno de violencia.
En cada velada,
los “aztecas” hacen respetar su localía y casi siempre se llevan los
aplausos y las victorias. Contrariamente a la realidad de la disciplina,
en el Club México las cosas se hacen bien y producto de ese buen trabajo están los:
Óscar “La Máquina” Bravo, los Miguel “Aguja” González, los Líner “Pac Man”
Huamán y los Luis “El Animal” Cerda. Todos protagonistas en los últimos años
del escuálido circuito pugilístico nacional.
El
peruano-chileno Líner Huamán brinda espectáculo y emoción en cada refriega. Fue
así como en diciembre pasado “Pac Man” derrotó con tintes épicos al dominicano
Diego Luis Pichardo. Es que a Huamán la vida le enseñó a resistir sus embates y
en el ring es donde menos se va a amilanar. Que lo diga el chilote Luis
“Zorrito” Oyarzún, quien lo superó estrechamente en abril. Para la anécdota
quedará el fallo que otorgó un salomónico empate en dicha pelea.
Diciembre
también marcó el retorno de Luis "El Animal" Cerda, el crédito de la
entidad azteca que hoy hace sus primeras armas en la meca del boxeo mundial:
Las Vegas. El oriundo de la comuna de Maipú debutó en el profesionalismo
en 2011 y alcanzó en ese año 6 triunfos por K.O. en línea. Ese impresionante
palmarés le sirvió al criollo como impulso para emplumárselas a los Estados
Unidos en 2012. En su temporal regreso a casa, “El Animal” enfrentó a dos
rivales argentinos: César David Inalef en diciembre y a Miguel
Leonardo Cáceres en abril. Al primero lo derrotó estrechamente y con
muchas dudas en las tarjetas, y con el segundo también cayó por los
puntos, pero esta vez inapelablemente.
Cerda estuvo sin
competición en su periplo norteamericano y le pasó la cuenta. Nunca fue lo
mismo entrenar que competir. En ambas refriegas se le vio lento y sin la chispa
y la pegada habitual. Sin embargo, se trata de un púgil de 22 años con un futuro
esplendoroso, pero que debe capitalizar sus talentos y las oportunidades que se
le presentan.
Aquella noche otoñal, el
foráneo ganó bien y el respetable lo premió con su aplauso. Al suyo también lo
ovacionó, porque entendió que dio todo cuanto pudo ante la superioridad de su
oponente. Así se vive el boxeo en el Club México, como una verdadera
fiesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario