Una
clasificación chilena a un Mundial no se concibe sin las uñas carcomidas y los
nervios de punta. El rasguñado cuarto lugar en el Sudamericano Juvenil
pareciera apenas un premio de consuelo para un combinado que exhibió el fútbol
más alegre y subversivo del torneo.
Es que tras la
intempestiva salida de Fernando Carvallo de la banca nacional, un novel Mario
Salas se atrevía a tomar el fierro caliente y aceptaba el desafío que la ANFP
le trazaba: conseguir pasajes para la cita planetaria de Turquía.
Es así como el
ex DT de Barnechea modificó
a contrarreloj algunos paradigmas futbolísticos y les trasuntó a sus pupilos un
espíritu combativo que se inspira en sus ideales revolucionarios. Los rasgos
endémicos de inconducta quizás son el punto más negro de este proceso.
Dígame si los discípulos
de Salas, no se tomaron a pecho la misiva del “Che” Guevara en la primera fase
del torneo: ¡Hasta la victoria, siempre! Primeros del grupo, invictos y serios
candidatos al título. Con tantas loas y aplausos ni nos acordamos que el traje de
favoritos nunca nos había quedado a la medida.
La Roja arribó
al hexagonal final, bien aspectada y en similitud de condiciones que sus
contrincantes. No obstante, se clasificó pidiendo la hora y con angustia. ¿En
qué momento el futbolista chileno se desvanece mentalmente y se despista de su curva
de rendimiento? Si nos sacan a Brasil y a Argentina de carrera ¿Cuáles son las
excusas para no ser campeón?
Algunos
conceptos de psicología deportiva dicen que lo imposible no existe y que solo
cuesta un poco más de trabajo. ¿Falta trabajo en el aspecto psicológico? ¿Por qué seguimos
dando ventajas en este ítem, si conocemos nuestras debilidades en la alta competencia?
Ojalá que esta
fructífera hornada de futbolistas no se conforme solamente con ir al Mundial, o
con ir a La Moneda o con ser jurado en el Festival de Viña. Los Melo, los Huerta, los Lichnosvky, los
Cuevas y los Rabello tienen embelesado al orbe futbolístico, pero primero deben
adquirir mayor regularidad en sus escuadras para no quedar en el camino como
tantas promesas de antaño. Chile vuelve una justa mundialista después de 6 años,
con las uñas carcomidas y con los nervios de punta…
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