Está bien que estemos al
tope de las clasificatorias, que la “U” exhiba un segundo puesto en el ranking mundial de clubes y que Alexis, Vidal y Ángelo
Henríquez estén en boca del primer mundo futbolístico. Pero está mal que la
ANFP se
vaya al chancho con los precios de las entradas para el cotejo entre
Chile y Colombia.
¡Para qué estamos con
cosas! La “Roja de todos” es un negocio de unos pocos y a esos no los conmueve el arraigo y el sentimiento por
la camiseta propia.
Es que por las trece
luquitas de la galería, los capitalistas del fútbol podrían ofrecer un 2x1 o un
ave mayo, y por el ticket de $165 mil, por lo menos un whiskicito. ¿No le
parece?
Dicen que es la ley de la oferta y la demanda, pero si es así, el
mercado continental es el que debería regir las tarifas. En Argentina, por
ejemplo, una galería para el próximo confronte clasificatorio ante los
paraguayos cuesta $80 transandinos, unos $8.410 chilenos. En Uruguay, la entrada más común para mirar el pleito
con Ecuador es casi para la risa: $150
pesos uruguayos, que se traducen a $3.444 chilenos. ¡Y eso que
Uruguay es el actual monarca de América!
Supongamos que como somos los “ingleses de Sudamérica”, tenemos que estar a
la altura de las tasas europeas. Aun así, fíjese que el boleto más oneroso para ver el cotejo entre Inglaterra y Ucrania,
también por eliminatorias, es de $49.300 y el más accesible es de $8.800. Los
mismos holandeses, subcampeones del mundo en Sudáfrica 2010, ofrecen su
aposentaduría más cara para el duelo con Turquía en $38.800 y la más barata en $14.900
chilenos.
Si les ganamos a los colombianos, apriete su cinturón, porque los boletos
para los cruces de local con Argentina en octubre y con Uruguay en marzo del
2013 prometen irse a las nubes. Bueno, si Chile asegura los puntos de local también
podría irse a las nubes en el boing rumbo a Brasil 2014.
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