Hace
rato que no se veía un Chile tan deslucido y tan largo en la cancha. Los
paraguayos nunca fueron una maravilla a ras de pasto y tampoco lo iban a ser en
el Estadio Monumental. No era misterio que los guaraníes se venían a arropar
con diez y medio casi once, que iban enredar el partido y que iban a salir de
contragolpe.
En
ese contexto, Juan Antonio Pizzi no hizo una lectura correcta del encuentro y
no acertó con un croquis que incluía desde el inicio a Nicolás Castillo. El ex
delantero de la Universidad Católica fue un fantasma en Macul y chocó siempre
con la muralla albirroja, una fórmula de ataque que tampoco encontró a sus
mejores exponentes en Eduardo Vargas y Alexis Sánchez.
El
tocopillano estuvo muy irascible y no fue el acostumbrado agente de peligro de
la escuadra nacional. La fallida contratación del Manchester City hizo mella en
el ánimo del delantero y eso nunca lo pudo disimular mientras estuvo en el
gramado.
La
“Roja” se mostró sin ideas, sin sorpresa y sin los recursos para destrabar un
partido que siempre fue cerrado. Las embestidas fueron débiles y los arietes
criollos siempre chocaron con el bosque de piernas paraguayas. En los últimos
tres partidos, ante Portugal, Alemania y Paraguay, no se ha marcado gol alguno
y eso evidentemente tiene repercusiones.
¿Por
qué la segunda mejor selección de las federaciones del mundo no tiene tiro de distancia
o cabezazo? ¿Por qué se buscó penetrar de una sola forma al área contraria si
sabe que hacer lo mismo tiene resultados predecibles? ¿Qué pasa si Bolivia y
Ecuador nos plantean partidos de las mismas características?
Las
Clasificatorias de Pizzi han sido bien malitas y no debe parar solamente
nombres en la cancha, sino también poseer una alta sapiencia táctica para
resolver todo tipo de puzzles y acertijos que los rivales le plantean. El
empate ante Colombia en Santiago y la doble derrota ante Paraguay en la ida y
en la vuelta asoman como los puntos más decisivos que se dejaron escapar en el
proceso.
Arturo
Vidal es más dado a equivocarse afuera de la cancha que adentro, pero ese día
llegó. En el partido anterior le tocó a Marcelo Díaz y en los próximos
seguramente le tocará a otro. Estos mismos jugadores le brindaron dos Copas
América y una final de Copa Confederaciones a Chile y también se equivocan. De todas maneras, el merecido aplauso estará
esperando a estos muchachos en la hora del ocaso. Mi humilde opinión es que
Chile va al Mundial, pero quizás tendrá que timbrar el pasaporte en el
repechaje. En un minitorneo donde nadie sabe para quién trabaja, y el que ríe
último, ríe mejor...
No hay comentarios:
Publicar un comentario