Por Laura Serrano García
La Poeta del Ring
El sábado cinco de septiembre del 2015, comenzó el desfile de boxeo femenil
en México. La campeona Ibeth “La Roca “ Zamora defendió su campeonato mundial
del CMB de peso mini mosca, en Metepec, Estado de México.
Durante el mes de la patria habrá otros encuentros interesantes y
prometedores, entre féminas.
La Roca y La Joya nos ofrecieron un encuentro de excelentísimo nivel
donde la adrenalina derramaba su liquida presencia y se desbordaba sobre el
encordado; de los guantes de ambas salían chispas, llamas, dinamita, truenos,
relámpagos demoledores, sobre todo de los guantes de Ibeth que cual torbellino
atacaba a Esmeralda y conectaba sin piedad, sin misericordia, como si en ello
le fuera la vida.
Esmeralda respondía con elegancia a las ráfagas de su rival, propinaba
bellos ganchos al hígado, perfectos volados de derecha, avanzaba con limpieza y
con depurada técnica; pero la Roca ni se inmutaba, se arrojaba con ferocidad y
temeridad y el miedo y la precaución se deslizaban intimidados por una guerrera
que defendía con uñas y con dientes una joya que le pertenecía y
paradójicamente, esa joya era de color esmeralda, el cinturón del CMB.
En el primer asalto, recordé las palabras de Esmeralda en rueda de prensa,
“Yo no tengo otra opción que ganar “ porque ese round lo ganó con hermosos
ganchos al hígado, a pesar de que algunos volados de derecha con siniestras
intenciones, no llegaron a su destino y se desvanecieron en el aire, respetando
incrédulos, el rostro de Zamora.
En el segundo round, la Roca tiraba pedradas con la izquierda y conducía
poseída un tren bala, tratando de embestir a la Joya con golpes que llevaban la
textura, el rigor y el peso de su apelativo.
Ibeth arremetía a Esmeralda, quien mostraba garra y determinación conectando
upers y más ganchos al hígado y disparando centelleantes volados de derecha,
presionando y apremiando a su oponente...
Al tañido de la campana en el inicio de cada asalto, la Roca se arrojaba de
manera suicida al encuentro de Esmeralda, para estrellar sus puños en una
oponente que se defendía, que resistía, que también atacaba y golpeaba sin
cesar. Los guantes iban y venían en el aire, pintando un cuadro de estilo muy
peculiar: Rudo, agresivo, bello, violento; ocho guantes trazando líneas de las
más diversas formas. Una obra maestra.
Ibeth ganaba unos asaltos, Esmeralda otros, ninguna se desplegaba en un
terreno completamente minado.! Qué gran pelea!
Al final, un gran combate y un ganador absoluto: El público. Es una pena
que Esmeralda Moreno haya perdido, la Roca defendió con garra y con rabia su
cinturón y a pesar de la derrota, la Joya es una triunfadora y debe sentirse
orgullosa de su trabajo.
Aplausos de pie para las dos.
¡Así se defienden los campeonatos, Ibeth Zamora!
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