“Que el más chico se haga valer, que el más grande a su lado podrá caer”.
Así versa la letra de una canción del argentino Pedro Aznar y así también se
construyó la historia del primer campeonato de Primera División para Cobresal.
Los puristas del fútbol dicen que fue el elenco
menos malo de la competencia, sin embargo, no es culpa de Cobresal que
Colo-Colo haya tirado el campeonato y que a la Universidad Católica se le
suelte el esfínter en los tramos finales. Asimismo, el actual formato de torneo
tampoco contribuye mucho a la ingeniería de grandes escuadras y de las posibilidades
de las mismas en las justas regionales. Por cierto, esto no le resta méritos al
logro conseguido por los dirigidos de Dalcio Giovagnoli.
Seguramente la alineación de los de El
Salvador no se va a recitar en los próximos años, pero los títulos también se
ganan con esfuerzo, inteligencia y perseverancia. Y ahí estuvieron los
caudillos de esta gesta: Nicolás Peric, Francisco Sánchez, Miguel Escalona,
Juan Pablo Miño, Johan Fuentes, Ever Cantero y Matías Donoso.
Aquellos que dicen que a Cobresal le tocó
un torneo fácil, quizás nunca han zafado
de una zona de descenso, quizás nunca han sorteado las consecuencias de un
terrible diluvio y, por lo mismo, hacer de
local en una cancha que no es la propia. Quizás no conocen el sabor del triunfo
o nunca han jugado fútbol.
Sí hasta el escritor inglés John Carlin,
famoso por su libro “El Factor Humano”, celebró la gesta y redactó una nota en
el diario “El País” de España, donde se refirió a la historia de Cobresal no solamente como la de David frente a Goliat,
sino como como la del ave fénix que resurge de las cenizas. Además comparó el
hito de los “mineros” con las victorias de Corea del Norte frente a Italia en
el Mundial de 1966, la del Steaua de Bucarest contra el Barcelona en la final
de la Copa de Europa de 1986 y la del Real Madrid en la Copa del Rey contra el
Barcelona de Guardiola en 2011.
Oreja y rabo para el campeón, para ese que
viene del norte azotado por la naturaleza. Oreja y rabo para ese equipo que se
alberga en una de las zonas más desérticas de la tierra. Oreja y rabo para esa
historia que también construyeron algún día los Julio Acuña, los Nelson
Pedetti, los Julio Suazo, los Franklin Lobos, los Ronald Fuentes, los Sergio
Salgado, los Rubén Martínez, los Rubén Dundo y los Iván Zamorano. Oreja y rabo
para el único equipo invicto en la historia de la Copa Libertadores y que retorna
a su cita con la novia de América después de largos treinta años. Oreja y rabo
para el campeón de Chile. Oreja y rabo para Cobresal.