Será o no la mala suerte del chileno, pero ni en los
escenarios más apocalípticos del sorteo mundialista esperábamos encontrarnos en
la fase de grupos con los últimos campeón y subcampeón del mundo. Para nuestro
consuelo, españoles y holandeses igualmente consideran que el sorteo no los
favoreció y la idea de enfrentarse con nuestro combinado decididamente tampoco les
simpatiza.
Acuérdese de que Vicente del Bosque no nos quería ver ni
en pintura, después del último amistoso entre España y Chile. El juego de la “Roja”
–en palabras del mismísimo D.T. ibérico–, le resultó a su oncena muy incómodo. Para
Louis van Gaal, D.T. de Holanda, los nuestros también son un rival non grato. Asimismo, Luis Felipe Scolari
declaró hace poco que Chile era un rival fastidioso y que prefería a cualquier
otro contrincante en octavos de final.
Pero antes de creernos el cuento de que somos el cuco de
Brasil 2014 y de cualquier hipotética definición por el primer o segundo lugar
del grupo, hay que ganarle a Australia. Pese a que todo es tan relativo en un
Mundial, ganar o perder ese encuentro podría ser clave. En el papel son los
puntos más accesibles y con los que primitivamente también cuentan nuestros
rivales. En caso de una definición a la otra ronda por diferencia de goles, acá
convendría propinarles una buena boleta a los oceánicos.
Jorge Sampaoli ya les tomó el pulso a las grandes escuadras
y sabe sobradamente que derrotarlas o arrebatarles el favoritismo no es una
utopía. El triunfo ante Inglaterra a domicilio confirmó que esta “Roja” está
para grandes cosas y que se le puede ganar a quien sea y en donde sea. Para el casildense
no hay imposibles y el primer lugar del grupo B seguramente tampoco lo es. Más
allá de la buena o mala suerte del chileno, este es el momento preciso para enfrentar
a los mejores del mundo y también para darnos el gusto de derribarlos.
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