El
argumento que planteó Reinaldo Rueda en la previa del debut de la “Roja” en la
Copa América 2019, fue aquello de la maldición de los campeones en los primeros
partidos de los mundiales. El técnico colombiano como para ponerse el parche
antes de la herida, ejemplificó con las caídas de los monarcas desde 2002 hasta
la actualidad: ¿Qué pasó con Brasil en la copa de 2006, con Italia en Sudáfrica
2010 y con España en 2014?, señaló.
Sus
palabras dejaban en evidencia, la poca certeza que tenía del resultado ante la
Selección B o C de Japón. Por lo mismo, sorprendió la incesante vocación
ofensiva de Chile desde el minuto treinta en adelante.
En
un año y cinco meses, no se había visto tal dinámica de juego, por lo que no es
descabellado pensar que esto fue más una iniciativa de los jugadores que una
táctica sugerida por el excoach de Flamengo. ¿Cómo a un plantel futbolísticamente
tan abundante se le iba a olvidar jugar ofensivamente?
Acuérdese
de que en los Cuartos de Final de la Copa América Centenario 2016, los seleccionados
nacionales -tras una cuestionable primera fase-, se revelaron a las
instrucciones de Pizzi y tomaron sus propias banderas para propinarle un histórico
7 a 0 a México.
Si
bien, el rival no ofreció mucha resistencia, ya estaba bueno del equipo de
reacción y poca proposición. Como sea, se alaba la actitud de la “Roja”.
En
el arco a Gabriel Arias, estuvo sólido cuando se le requirió y se dio el lujo
hasta de salir jugando un par de veces, esto quizás para no olvidar del todo a
Claudio Bravo. Gary Medel y Guillermo Maripán no sufrieron grandes zozobras,
debido a la impericia de los atacantes asiáticos. Un par de rápidos
contragolpes, desestabilizaron a la retaguardia nacional, que ante los uruguayos
tendrá que aplicarse porque no tendrá ningún tipo de perdonazos.
Jean
Beausejour y Mauricio Isla se adueñaron de sus respectivas bandas, defendieron
y fueron agentes de constate peligro.
Erick
Pulgar confirmó los pergaminos que traía desde Italia y abrió la ruta a la
goleada con un gran cabezazo. Trajinó en el medio y tuvo siempre la claridad para
una salida limpia. Acá hay que reconocer el acierto de Rueda y nadie se acordó
de Marcelo Díaz.
Charles
Aránguiz está en todas partes y es el asistente de todos. Participó en tres de
los cuatro goles. Para un sector de la hinchada, “El Príncipe” es el mejor de
la generación dorada por su rendimiento y disciplina. Impresiona.
Arturo
Vidal no lució como de costumbre, pero su presencia y despliegue son siempre
necesarios para este equipo.
Eduardo
Vargas debería exigir un cupo vitalicio en la selección, porque no falla. Anotó
dos tantos (12) y superó a Enrique “Cua-Cua” Hormázabal (10) como goleador
criollo en la Copa América (10). Asimismo, superó a Marcelo Salas (37) en la
tabla histórica de goleadores nacionales. Su figura en el futuro no se tendrá
que asociar a ninguna camiseta más que a la de color rojo. El torneo recién
empieza y seguramente irá por el récord de Zizinho con 17 tantos.
Alexis
Sánchez volvió como la letra del tango y dejó atrás las luces que alumbraron
con pálidos reflejos y dejaron hondas horas de dolor. De gran despliegue y
sentido del juego. Su tanto lo ratifica como el goleador histórico de Chile (42)
y deja la marca de haber anotado en cuatro versiones consecutivas del torneo.
José
Pedro Fuenzalida, aportó peligro por la banda derecha y se entendió
correctamente con Mauricio Isla. Registró su partido cincuenta por la
Selección. Fue reemplazado por Óscar Opazo a los ochenta minutos.
Es
lindo cuando gana Chile, la gente ríe al caminar.