Los argentinos
saben de fútbol y no tienen empacho en reconocer a los buenos jugadores. Por
eso no extraña lo poco que se demoró la prensa trasandina en tasar la impronta
de Marcelo Díaz y la hinchada de Racing en corear el “shileno, shileno,
shileno”.
La cadena TyC Sports analizó el fin de semana con telescopio las virtudes
del volante: “Entró con el pie derecho el chileno Marcelo Díaz, ocupando el
lugar de Nery Domínguez y haciendo lo que mejor sabe: organizar el juego desde
atrás. Es un cinco de juego, pero defensivo. Cuando decimos de juego es porque
tiene una gran capacidad organizativa. Él saca la pelota para un lado, para el
otro. Elige cuándo jugar corto, cuándo jugar largo, cuándo jugar hacia los
costados, cuándo jugar más profundo, saltando líneas y lo hace muy muy bien. No
erra un solo pase”.
En Radio Continental no escatimaron en elogios para el “Care Pato” y ya
lo distinguen como el mejor refuerzo del balompié argentino.
A su vez, el diario deportivo Olé
publicó: “El chileno comienza con la construcción del juego por el centro. El
toque corto a los zagueros centrales es una tarea que cualquier volante central
estaría en condiciones de asumir, pero la virtud de Díaz es saber cuándo
avanzar y hacia dónde orientar el ataque”.
¿Y cómo andamos por casa? Acá tenemos muy pocos analistas de fútbol y
poseemos una memoria muy peculiar, que curiosamente tiene tendencia a recordar
solamente los yerros de nuestros ídolos. Si no me cree, pregúntele a Manuel
Plaza, Martín Vargas, Roberto Rojas, Eliseo Salazar, Marcelo Ríos y Natalia
Duco, entre otros. Si hasta mi papá una vez le gritó en la calle a Carlos
Caszely: “¡Güena chinito, a usted se
le fue el penal el ‘82!”.
Casi como un cuento de Horacio Quiroga, el “Care Pato” un día también
cayó en desgracia y equivocó su pase preciso y pulcro ante Alemania en la
final de la Copa Confederaciones y cometió una mano que derivó en el gol de
penal de Bolivia en La Paz en las clasificatorias mundialistas. Pidió perdón
por el error ante Alemania en una emotiva carta, pero de igual forma recibió el
escarnio criollo. Ese solapado que siempre está al acecho para atacar.
Pizzi, a modo de castigo, lo sacó de la “Roja” en la última fecha doble
clasificatoria ante Ecuador y Brasil. Chile quedó eliminado y su ausencia se
notó. El “Chelo” prometería trabajar duro y corregir para volver. Lo hizo sin
aspavientos, como es su estilo y ahora está aquí al ladito de la cordillera,
profesor Rueda. Marcelo Díaz habla en la cancha.