Hace un tiempo no muy lejano, cuando no
veíamos una en el fútbol, decíamos que
jugábamos como nunca y que perdíamos como siempre. Y ahora que estamos ganando
algo ¿por qué decimos que los torneos menores no tienen importancia? ¿Acaso era
mejor quedarse en casa y ver como los otros se hacían de los títulos?
Más allá de si la Copa China tiene jerarquía
o no, aquí está el mérito de un Juan Antonio Pizzi, que refrescó su escuadra
con los nombres de Pablo Galdames, Óscar Opazo,
Ángelo Sagal, César Pinares,
Rafael Caroca, Paulo Díaz, Guillermo Maripán, Esteban Pavez y Leonardo Valencia.
Acuérdese de que el entrenador argentino tomó el fierro caliente en febrero del
año pasado y en marzo les tuvo que hacer frente a los duelos clasificatorios ante
Argentina en Santiago y Venezuela en Barinas. Sin embargo, el proceso recién se
podría dar por comenzado en mayo, con el amistoso ante Jamaica en Viña del Mar,
donde se buscaba una línea futbolística para la Copa América Centenario.
En la cita de Norteamérica hubo dudas en
la primera fase, pero en la ronda siguiente la “Roja” se destapó ante México, le
ganó a Colombia en semifinales, y en la disputa por el título, otra vez la
“gracia” a Argentina desde los doce pasos. Hasta ahí todo bien, pero luego el
bajón fue evidente y preocupante ante Paraguay en Asunción, Bolivia en Santiago
y Ecuador en Quito. El puesto de “Macanudo” nunca estuvo en duda, pero las
caídas duelen y por eso es que en la siguiente fecha doble, el estratego no se regaló ante Colombia en el horno de
Barranquilla, y con la necesidad de los tres puntos, tampoco le tuvo
misericordia a Uruguay en el Nacional.
Me gusta lo de Pizzi, porque a estas
alturas no es suerte ni casualidad, porque ha sido consciente de sus yerros
tácticos, los ha corregido y ha perseverado hasta darle su propio sello al
equipo. Me gusta Pizzi porque es decente y porque está haciendo el recambio de
forma natural y sin apremios, sabiendo que a la generación dorada todavía le queda
un buen rato. Me gusta este Chile de ímpetu juvenil que lo quiere ganar todo y
que no distingue camiseta ni tamaño o tipo de torneo. El 2017 la “Roja” se pone
el frac para codearse con la elite del fútbol mundial en la Copa
Confederaciones y para amarrar la clasificación a su tercer Mundial
consecutivo. El presente es Macanudo y el futuro es esplendor.