Doce pasos hay
entre el cielo y el infierno. Omar Merlo yace en el pasto y el grito que se
libera después de 38 años. Huachipato le arrebató la corona de la cabeza a la
Unión Española, igual a como lo hizo Everton frente a Colo-Colo en el Apertura
2008 y la “U” ante la Universidad Católica en el Apertura 2011.
Es que nadie
daba un peso por los siderúrgicos y la revancha parecía un mero trámite. El gol
en contra antes de la media hora suponía un desenlace irreversible. Sin embargo,
los de la Octava Región endurecieron la piel y demostraron de qué están hechos.
¿Y a la Unión Española nadie le avisó qué la final era de ida y de vuelta? ¿Adónde
quedó la aplanadora que mandó para la casa a azules y albos?
Es por eso que el
triunfo de los acereros es también el triunfo del “nada es imposible” y del “sí se puede”. Es el
triunfo del humilde, de ese que de vez en cuando también tiene derecho a
sonreír.
Huachipato acabó con la hegemonía de los clubes “grandes”
de Santiago. Acuérdese que desde el
Clausura del 2008 hasta el Apertura del 2012, la Universidad de Chile, la Universidad
Católica y Colo-Colo fueron monarcas absolutos.
Jorge Pellicer también le puso fin a la supremacía de los
adiestradores foráneos, curiosamente el ex estratego cruzado había sido el
último técnico criollo en alzar la copa en 2005. El palmarés de Pellicer se
completa con el Torneo de Clausura 2007 con el Unión Atlético Maracaibo de
Venezuela y con la Copa Chile 2009 con
la Universidad de Concepción.
¡Es cierto! Los sureños no son ninguna maravilla a ras de
pasto; quizás su alineación no se recitará de memoria en 20 años más y su
camiseta a lo mejor no será la más vendida esta Navidad, pero las finales hay
que ganarlas y Huachipato se la ganó no más a la Unión Española.